viernes, 26 de diciembre de 2014

La palabra exacta: magia con Allen

Estaba dándole vueltas a la magia del cine cuando llegaron a mí la literatura y la música. “¿Y yo qué?”,  me dijeron cada una de ellas. Me vi en la necesidad de elegir, de establecer un orden en función de su capacidad mágica. Pensé en la película de Allen, por ejemplo, magia hablándonos de magia; facilidad para sorprender, casi sin darnos cuenta, dulcemente, sin cirugía invasiva; campiñas europeas, trovadores modernos, rosaledas y arriates a base de agapantos; una historia sencilla, evocadora y optimista; estos son los ingredientes del truco del  mago Allen.
Pasé a la literatura. No podemos discutir que gana en veteranía al cine. También es más accesible para los que quieren pertenecer al mundo mágico. Una película es un proyecto complejo, con limitaciones de duración y de presupuesto, requiriendo una pléyade de magos especialistas a las órdenes del ilusionista mayor. El cine, en muchas ocasiones, ha aprendido los trucos de la secular literatura.
Hacer magia escribiendo resulta tan sencillo… Leer una obra literaria es como encontrarse a solas con trucos e ilusiones, como si el autor estuviera dedicando la sesión solo para ti; es adentrarse en un mundo más abierto que el cine; los rostros, los colores, las voces, los pones tú, sales al escenario para ayudar en la función. Considero también a  la literatura con una gran capacidad para mostrar caminos; allí están todas las emociones, todos los dilemas, las razones, las causas, los males, las bondades…  Magia para mostrártelo todo sobre el alma humana. ¡Cuántas veces me digo: lástima no haberlo leído antes!
La música, con sus melodías y sus letras, es pura emoción. Es difícil que una película o  una obra literaria tengan la capacidad evocadora que puede generar una canción. Himnos, contraseña de revolución, alegrías compartidas, danza, mensajes amorosos, despedidas, cantos de tristeza y desamor…  Ni siquiera la poesía, más emotiva que la prosa, pero un tanto personal e intransferible, se acerca a la magia de la música.
Bien; ya están ordenadas. Unamos las tres: cine, canción y palabra exacta. Magia a la Luz de la Luna: elegante, muy elegante

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