lunes, 25 de febrero de 2019

El juicio de ZD: 2.Orden en la sala


Entre unos y otros están siendo destripadas  diversas circunstancias sobre la consulta del 1 de octubre en Cataluña; a destacar, por ejemplo, lo que  rodeó al dispositivo de cuerpos policiales enviado para evitar la votación. También están quedando sobre la mesa  los acontecimientos que se dieron en la concentración de personas en la vía pública  para protestar por un registro judicial en unas dependencias de la Generalitat.  A pesar de la prosopopeya que se gastan encopetados ministros y sus segundos y sus terceros; a pesar de sus frases rimbombantes, muchas veces aduladoras sin disimulo, sobre lo mucho que aman y se preocupan por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado,  no tenemos más remedio que concluir que el dispositivo enviado a Cataluña con el objetivo de reprimir la disposición de las autoridades autónomas y una parte importante de la población para organizar un  referéndum  y consumarlo resultó ser una chapuza descomunal. A raíz de una pregunta de la Fiscalía, que en ocasiones parece no haber meditado bien su actuación,  sobre la denegación de atraque en Palamós de un barco, rescatado como buque de trayectos de veinticuatro a cuarenta y ocho horas máximo, en el que viajaban de incógnito y se alojaron dotaciones policiales, hemos podido ver documentos y escuchar relatos que ponen de manifiesto improvisación e ignorancia de los trámites de rigor ante las autoridades costeras. Empezó mal el despliegue y acabó peor: todo el mundo, literal, pudo ver el mal uso de la fuerza pública, y todo para no poder impedir que la consulta se llevara a cabo.
Vamos descubriendo detalles que pueden parecer anecdóticos, pero si se analizan las vueltas y revueltas que utilizan las acusaciones de unos hechos concretos, da la impresión de que se quieren elevar a mayúsculos comportamientos que no parecen de especial trascendencia.  Después del interrogatorio de varios acusados, muy relevantes, se reducen a unas pocas situaciones las que se utilizan para incriminar a los interrogados. A saber: la concentración de miles de personas ante una dependencia de la Generalitat mientras se realizaban diligencias judiciales, con el objetivo de plantearse la calificación de los hechos como rebelión o sedición, para lo que es necesario identificar a los cabecillas y demostrar que suplantaron a alguna autoridad y tomaron decisiones que no les correspondían; el gasto que supuso el desarrollo del referéndum; la desobediencia a las disposiciones del Tribunal Constitucional y la responsabilidad de las movilizaciones ciudadanas. Para ello las acusaciones hacen referencia a documentos, unos asumidos por los acusados y otros no, intentando que esa inclusión del término “movilizaciones” se asocie con altercados y tumultos, utilizando para ello la expresión “choque de trenes”, cuyo significado era, en su momento,  el de conflicto institucional; e,inclusive, la alteración de la literalidad de una entrevista periodística a uno de los acusados. Porque las acusaciones no se limitan a interrogar; también entran en debate con los acusados, valorando de tal manera las respuestas de estos que muestran claramente prejuicios y predisposiciones por parte de dichas acusaciones. Esto ha supuesto intervenciones del presidente de la sala para que todos se ajusten  al momento y objetivos del interrogatorio. En este sentido, se pone de manifiesto la importancia de la acción del presidente del tribunal, siendo, hasta ahora, irreprochable.  La autorización de la sala para que fuesen expuestas  fotografías y vídeos nos permitió ver, entre otras cosas, el ambiente de normalidad de la dependencia oficial donde se estuvo realizando el registro que motivó la concentración de protesta; el pasillo abierto por los voluntarios para facilitar el acceso de personas, incluidas fuerzas del orden; la ausencia de tensión entre concentrados y policías, que aparecían sin ningún tipo de protección antidisturbios ante la puerta acristalada, intacta, de la consejería en cuestión;  y bastantes personas, parece que de medios de comunicación, tomando imágenes sobre el techo de un vehículo policial abandonado a su suerte.
Contrastan la trascendencia de los documentos que, hasta ahora, han mostrado las defensas (por ejemplo: registro de solicitudes de uso del puerto de Palamós, y dimensiones de este, así como diversas imágenes) con los aportados por las acusaciones y que utilizan para interrogar sin mostrar, hasta ahora, contundencia sobre la mayoría de las cuestiones, como “hojas de ruta” en las que se hace referencia a cargos y no a personas concretas, correos electrónicos  que no han mostrado que se contestasen, ni siquiera que se abriesen. Muchas vueltas a la financiación del referéndum, aunque no parece probable, de momento, que se pueda demostrar, condición imprescindible, que se utilizaron recursos públicos. Esperaremos a los próximos testimonios  para que se confirmen o no nuestras impresiones.


martes, 19 de febrero de 2019

El juicio de ZD: 1.Contando la película


Aldeabitácora ha conseguido la colaboración de ZD, el Zorro Desenmascarador, para realizar un seguimiento del juicio que comenzó recién en el Tribunal Supremo de España sobre el intento de secesión de Cataluña. No se trata de un serial periódico sobre las sesiones de la vista. ZD nos transmitirá sus pensamientos, opiniones y comentarios cuando lo considere necesario para que resplandezca la justicia y la verdad o cuando su reflexión signifique el fomento de la capacidad de discernimiento y la comprensión de la sociedad actual. Justicia y verdad: son las señas de identidad de este caballero andante del siglo XXI con unos ideales compartidos con Aldeabitácora.

Los ciudadanos que pueden seguir de primera mano, en directo, lo que se dice en el juicio que ha empezado en el Tribunal Supremo de España contra los acusados de intentar la independencia de Cataluña son dignos de felicitación. Es para recibir la enhorabuena si se tiene la  posibilidad de poder prescindir de titulares y resúmenes que, en ocasiones con intención y en ocasiones por prisa o impericia, nos darán una visión sesgada de lo que realmente ocurrió y se dijo. Nos podrían presentar como importante lo nimio e intrascendente, intentando que el lector, oyente o espectador, se forme una idea errónea del clima o de la actitud de los intervinientes; y, por supuesto, excluyendo del titular o del resumen circunstancias relevantes que tienen que ver directamente con los hechos juzgados. 
Falta mucho para alejar las viejas costumbres de manipulación informativa, por más que resulte del género tonto arriesgarse a hacer el ridículo con trucos de edición cuando tantas personas pueden conocer lo que sucede sin necesidad de que se lo cuenten y, además, comentarlo.  Por muchos riesgos que supongan las redes sociales, por mucho que nos adviertan de influencias procedentes de China o de Rusia para crear opinión y dirigir nuestras decisiones políticas, no cabe duda de que la posibilidad de conocer  sin intermediarios eleva la democracia a niveles superiores de calidad. Como nos han obligado a dudar de todo lo que se nos cuenta, a solo creer si metemos la mano en la herida del costado, con esto de las cuentas falsas que alguien envía desde las estepas de Siberia se llega a pensar si tratan de asustarnos exagerando la influencia de tales ciberataques: la manipulación de la manipulación.
Todavía, como reminiscencias de una decadente aristocracia cultural, se pueden encontrar gentes que abogan por las clases dirigentes, por los líderes, por los “imprescindibles”  entendidos que dirán a la gente lo que les conviene y lo que deben pensar. Cuando se tilda a alguien, a una actitud, a un movimiento, de populista, en el sentido en que se utiliza en la actualidad, se está demostrando un talante profundamente antidemocrático, aparte de indicar una necesidad de creerse superior. ¿Existe algo más populista que confiar el destino de pueblos y naciones a la decisión que toman los ciudadanos al depositar su voto en la urna? Ciudadanos con distintos niveles de conocimiento, de experiencias, de habilidades intelectuales, de capacidad de comprensión de mensajes políticos, de altruismo, de intereses económicos, etc., toman decisiones y condicionan la vida de sus semejantes. A los que no se les cae de la boca el casi insulto “populista” les gustaría, en el fondo, volver a restringir la capacidad de decisión para entregarla a ciertos grupos considerados superiores.
Lo que pude ver en el juicio a los líderes del independentismo catalán fue un aviso, una advertencia del presidente del tribunal para que no se volviera a producir la carcajada que a alguien se le escapó, seguramente producto de la tensión o del nerviosismo,  sin que el interrogado diera pie a tal jocosidad. Esto se elevó a la importancia de titular en  el que se decía que el presidente “amenazó” con desalojar, para dar la impresión, seguramente, de que no se tomaba al tribunal en serio. Por eso esos titulares no utilizaron “avisó” ni “advirtió”. Nada más lejos de la realidad: los interrogados, intervinientes y público mostraron una actitud absolutamente respetuosa.
También he comprobado cómo no se ha destacado suficientemente la calificación que Forn hizo de la versión de uno de los fiscales referente a la salida de componentes de la comisión judicial del edificio público rodeado por manifestantes. Lo que para el fiscal era “una salida por los tejados”, imagínense la situación, el procesado aclaró que se trató de superar un pequeño muro de algo más de un metro, y no pudo evitar decir que en la Fiscalía mostraban los hechos de forma “peliculera”. Demoledor.
Forn contestó con rotundidad, por derecho, sin subterfugios ni evasivas sobre lo que fue y lo que no pasó, lo que sabía y lo que le era desconocido, con argumentos convincentes y sin amilanarse ante un fiscal empeñado en negarse a sí mismo lo que acababa de decir. Un fiscal que, lejos de lo que cabía esperar, utilizó algunos argumentos de base jurídica y política bastante simples y poco elaborados en la jornada previa al comienzo de los interrogatorios: “Segovia no es de los segovianos ni Zaragoza de los zaragozanos”, dijo como ejemplo de ilegitimidad del supuesto derecho de audeterminación de los catalanes. Sobre ese “es” habría mucho que decir, aunque solo sea desde el punto de vista filosófico. Si decimos “es de” todo se aclara mucho más porque ese “de” lo hemos aprendido de maravilla, desde niños. ¿De quién es Segovia? Segovia es Patrimonio de la Humanidad. Me van a perdonar la demagogia, pero quizá nos ayude a reflexionar: Segovia no es de los segovianos, pero pazos, latifundios y fortunas crecidas al calor del mando de un estado dictatorial surgido de una rebelión contra un poder democrático tras una cruenta guerra civil seguida de represión, de la que no se privaban de fusilar, sí “son de”. Segovia y Zaragoza son de todos los españoles; para otras cosas no somos tan comunistas .Un fiscal afirmando como ciertos hechos sobre vehículos policiales dañados y llamadas telefónicas realizadas, y un acusado desmontando con facilidad esos argumentos. No sé si cargar las tintas de esa manera por parte de la Fiscalía para justificar su calificación de los hechos es procedente. Podrá convencer al tribunal, pero a mí no me ha convencido.
Junqueras: contestó, a placer,  a las acusaciones sin escucharlas, nos privó de un toma y daca tan interesante como el del interrogatorio de su compañero Forn. Volvimos a escuchar los argumentos del independentismo catalán y su talante  no violento y recalcó el carácter  pacífico de sus discursos y escritos. Hasta se calificó de buena persona, con lo que entró en el terreno de buenos y malos del que, supongo, el tribunal saldrá echando chispas. Tuve la misma sensación que cuando el  expresidente del gobierno que apoyó la guerra en Irak nos espetó “créanme” al no poder encontrar más razones que su credibilidad y su buena voluntad.