Estaba dándole vueltas a la magia del cine cuando llegaron a
mí la literatura y la música. “¿Y yo qué?”,
me dijeron cada una de ellas. Me vi en la necesidad de elegir, de
establecer un orden en función de su capacidad mágica. Pensé en la película de Allen,
por ejemplo, magia hablándonos de magia; facilidad para sorprender, casi sin
darnos cuenta, dulcemente, sin cirugía invasiva; campiñas europeas, trovadores
modernos, rosaledas y arriates a base de agapantos; una historia sencilla,
evocadora y optimista; estos son los ingredientes del truco del mago Allen.
Pasé a la literatura. No podemos discutir que gana en
veteranía al cine. También es más accesible para los que quieren pertenecer al
mundo mágico. Una película es un proyecto complejo, con limitaciones de
duración y de presupuesto, requiriendo una pléyade de magos especialistas a las
órdenes del ilusionista mayor. El cine, en muchas ocasiones, ha aprendido los
trucos de la secular literatura.
Hacer magia escribiendo resulta tan sencillo… Leer una obra
literaria es como encontrarse a solas con trucos e ilusiones, como si el autor
estuviera dedicando la sesión solo para ti; es adentrarse en un mundo más
abierto que el cine; los rostros, los colores, las voces, los pones tú, sales
al escenario para ayudar en la función. Considero también a la literatura con una gran capacidad para
mostrar caminos; allí están todas las emociones, todos los dilemas, las
razones, las causas, los males, las bondades… Magia para mostrártelo todo sobre el alma
humana. ¡Cuántas veces me digo: lástima no haberlo leído antes!
La música, con sus melodías y sus letras, es pura emoción.
Es difícil que una película o una obra
literaria tengan la capacidad evocadora que puede generar una canción. Himnos,
contraseña de revolución, alegrías compartidas, danza, mensajes amorosos,
despedidas, cantos de tristeza y desamor…
Ni siquiera la poesía, más emotiva que la prosa, pero un tanto personal
e intransferible, se acerca a la magia de la música.
Bien; ya están ordenadas. Unamos las tres: cine,
canción y palabra exacta. Magia a la Luz de la Luna: elegante, muy elegante
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